Una astilla llamada “Mi teoría del amor eterno”. La torre medicinal.


Querido amor de mi vida,

Cada vez que te veo se me dispara mi rojo órgano pequeño, pero fuertemente latente y bombeante.
Recuerdo que me encantaba como sonreías, como me hablabas al oído, como me hacías mi comida favorita, pero, sobre todo, como me besabas y me decías tus "te quiero". Si, era tan feliz. Me mecía en una silla muy particular de neja, esas que chirriaban. Éste último era un gran gesto para mí, porque sin ser una mecedora, ella me mecía como si lo fuera. Aún tengo en mi mente el sonido de las patas al chocar con el suelo. Y que olores tenía la casa.... perfeccionaba todos los platos con amor, un vaso de leche templada con miel en mitad de la noche para la tos.
Su pelo era mágico, todo negro y ondulado como si fuera una mantita suave. Y mucho que decir de sus brazos. Cuando me abrazaban lo hacía con una delicadeza que expresaba ternura y puro amor. Me hacían sentir protegida de todo mal.
Amor de mi vida, te amo tanto que te debo mi vida, no porque tú me la diste, sino por el amor que me das día tras día, sin importar tu propio bien ni tu bienestar. Eso es amar realmente.
Las discusiones no nos faltan, pero las reconciliaciones menos todavía. Un amor que rompe barreras, barreras de distancias, barreras de condiciones, barreras de pensamientos y opiniones, barreras de equivocaciones, barreras de amores propios.
Encontré el amor de mi vida. Lo vi cuando abrí por primera vez mis ojos. Fue un flechazo. Nuestras miradas se entrelazaron y así se unieron nuestras almas y nuestros corazones. No hizo falta decir ni una sola palabra para saber que nos amábamos. Que eras tú y que yo era para ti. Siempre tendré en mi memoria tu mirada, esa que me cautivó. Dulce, cansada, feliz, dolorida y emocionada.
Tu amor sigue y sigue y persigue. Es constante, sin ningún desliz, ni amantes. El tiempo para ti no es nada. Éste, éste lo único que hace es el aumento de tus sentimientos, mis sentimientos, nuestros sentimientos, porque somos uno. Tal para cual, de tal palo tal astilla. Alguien al que admirar, alguien del que aprender.

Y lo mejor de todo es que, a día de hoy digo “lo encontré”. Lo que hacías desde el principio, desde nuestro primer encuentro, lo continúas realizando. Los meses, los años, los problemas... no han hecho ningún mal, no han sido contratiempos entre nosotros. Ya tengas 1, 3, 10, 20, 30, 40.... años, siempre seremos amores eternos.
Muchos buscan a una persona que les complemente, pero lo que no saben es que lo tienen al frente desde que su corazón empezó a latir en el mundo.
Tú, mi fiel amante, tú, mi fiel amiga, tú, mi fiel hermana, tú, mi fiel gemela, tú, mi media naranja, tú, mi madre. Me diste la lección y el valor más preciado y difícil de la vida, amar al prójimo. El amor más grande, el de una madre. La recompensa más bonita, la felicidad de un hijo. Mi madre, el amor de mi vida. Mi hija, el fruto de mi amor.

Por y para siempre. Te amo mamá, te amo amor de mi vida.

Texto extraído de mi escrito para el concurso "porciones de un Yo". 
Un Esprit Quelconque.
  

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