Le acarició sus curvas. ¡Cómo le gustaban! Pero sobre todo le gustaba como lo enseñaba todo ante sus ojos.
Era algo nuevo, algo inesperado. No se lo podía imaginar cuando la vio así, tan desnuda.
No se negaba a apartarse ni un milímetro. Era inevitable.
Tan indefensa al mundo que necesitaba arroparla. 
Le acarició las curvas. Esos labios tan intensos color a... color a bésame. Lo enseñó todo. Todos los dientes en una sonrisa tan hermosa que se desnudaba cuando los enseñaba.
Erizando pieles con sonrisas sinceras.

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