Te buscaba a las tres de la mañana y a las cuatro, a las cinco, ...
No, me quitaste el sueño para devolverme sonrisas. Un alma encadenada con candado macizo. Imanes sin polos, ya nos los comimos a besos.
Hay algo más inexplicable de cómo sucedió todo, de como vi el alma cuando me quedé en tu mirada. Y ahí sigo. Es imposible negar que eres real en mí. ¡Corazón loco el mío! Alma valiente que esconde bajo la manga el as de trébol.
Estabas tan cerca que hasta te podía oler, tocar e incluso mi corazón palpaba el tuyo.
Tu alma mi prisión.
Tú, mi manicomio.

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