Los abrazados en la parte trasera de un coche. Desnudos en cuerpo y alma. Los fuegos artificiales en el cielo nos tenían envidia. Fuego en tus ojos, ese es el mejor. Tus labios, mi mejor arco iris.
¡Abrázame! Paras el tiempo de nuestro mundo, tú mi universo. Me quedé tan ahí, tan en tu mirada. Me perdí en el amor y me encontré en el camino de tu corazón.
La Luna, ¡cuántos secretos le dijimos! Y en la penumbra de la noche tus ojos brillaban tanto que los luceros se apagaban. Las estrellas se marchitaban ante el poder del amor que en ese lugar existía.
¡Abrázame! Paras el tiempo de nuestro mundo, tú mi universo. Me quedé tan ahí, tan en tu mirada. Me perdí en el amor y me encontré en el camino de tu corazón.
El roce de mi pelo en mi espalda y tú jugando con él. Sigue pintándome corazones en mi espalda que yo te pintaré infinito en la palma de tu mano.
Mágico. Esa es la palabra a todo lo que sucedió.
Frenético. Es lo que mi corazón experimentó.
Increíble. Es lo que eres.
Mi cocaína. Mi rayo de luz que no es fugaz, es más bien fija, inamovible diariamente. ¡Enciéndeme! Enciende mis demonios cuando me haces llegar al cielo. Que seamos ángeles ardiendo en el cielo de un planeta creado entre ambos.
Mi sol, ya puedo bailar bajo las tormentas. Es más, ya no me dan miedo las tormentas.
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