Tal cual.


-Dejé de creer.
-Pero, ¿eres atea?
-No. Creo en la existencia de las almas y su vida antes y tras la muerte. También creo en una fuerza que las dirige.
-¿ Y cómo llamas a esa fuerza? ¿Jesús, Dios, Jehová, Buda...?
-La llamo simplemente fuerza. No creo en nada más ni nadie más . En la fuerza, en las almas y en mí.
No creo en la existencia del bien o el mal, en lo bueno, lo no tan bueno, lo horrible o lo inhumano. Todo es subjetivo. No creo en que exista alguien que permita tanto, tanta existencia mala y con las mejores condiciones en este mundo.
Ya basta de mentiras. No puedo creer porque eso me hace más daño que si creyera.
-Irás al infierno.
-Mejor. Allí se está calentito que soy muy friolera.

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