Confesiones de tipo inexistente

Ser alguien "fuera de lo normal" es difícil.
Ten hacen sentir tan mal...Aunque sea indirectamente.
De pequeña supe que era diferente y no sólo lo decía yo.
Parece que todo se rodeó en la vida para darme esa razón.
No me gusta ser normal, pero tampoco me gusta que me juzguen por ser diferente.
Prefiero estar sola antes que tener palabras muy vanas de una persona.
Criterio y mente abierta.
No todo el mundo tiene el poder de llevar una gran cruz a cuesta a diario. Lo llamo poder porque te hace aprender el doble. Una cruz de hierro, con pinchos y agujas final que se clavan en los poros de mi piel. Levantándola callada, con lágrimas en los rincones oscuros y solitarios. Levantándola callada sonriendo para pasar desapercibida.
No es necesario la comprensión, solo el ser humanitario.
No tender la mano, sino optar por el paño con agua fría para secar el sudor de esa cruz.
¿Sabéis? Soy lo que nadie cree que soy y no soy la que todo el mundo cree.
El entreno deportivo es mi salvación. El dibujo mi escondite. Mis escritos mi rebelión.
Y es que no sé si bailar bajo la lluvia ya, porque ya no solo cae agua. Hay tormentas, turbulencias, granizos y nieve.
¿Y el sol?
Desapareció. Algunas personas dicen que es mi sonrisa y por eso digo que desapareció.
Otras dicen que es mirada, pero solo quiero tener cerrado los ojos.
Me quedo con la iluminación de las estrellas ante tanta oscuridad. Incluso algunas salen corriendo para viajar.
Un día más.
Un día menos.

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