Un despertar contigo, Abuelo.
Y me quedé en ese último abrazo.
Me quedé en ese último beso en tu frente fría.
Me quede con el olor de tu piel cuándo venías del campo.
Me quedé con la sensación de tu piel cuando me abrazabas, ese raspor de tu barba.
Me quedé en esa mirada tan preocupante por mi salud.
Me quedé en esas palabras bonitas que me decías.
Me quedé sin tí, tan vacía y tan llena por tu sabiduría.
Y te sueño y siento que estás aquí, siento que cuando me abrazas en esos sueños no te has ido, siento en ese abrazo ese olor a tí, tu piel, me siento tan feliz de saber que te veo, te siento, de saber que no te has ido, que no me has dejado sola, que te veré al otro día, que estarás sentado en tu sitio o en el campo. Mi corazón reboza de felicidad en esos momentos en los que con mis ojos cerrados lloro porque estoy contigo.
Pero despierto y veo que todo es mentira, que no estás, que me sigues haciendo falta y que ojalá me hubiera quedado en ese sueño contigo, en ese abrazo que me dabas y con esas palabras que me decías. Todo se desvanece cuando despierto. Abrazo un cojín como si fueras tú, estallo en lágrimas y no te encuentro por mucho que aprieto el cojín. Decido escribiste porque siento que te llega, siento que te metes en mis sueños para ayudarme y protegerme. Siento que apareces en mis sueños para aconsejarme y no dejarme sola.
Pero esos sueños me llenan de vida, me dan fuerzas para seguir, para luchar. Yo, tu princesa, tú, mi guerrero, mi ídolo.
Ojalá volver a oler tu esencia sin tener que despertarme. Ojalá ver tu sonrisa sin lágrimas de después, ojalá no tener los ojos de tristeza cada vez que te veo, te imagino o te recuerdo.
Mi héroe, me haces mucha falta.
Te adoro muchísimo y te quiero mucho más que eso. Abuelo.

Comentarios