Día 1

Día 1

Me he despertado y lo primero que he hecho es mirar el móvil para ver tu wassap.
El instinto.

La noche ha pasado muy lenta y no recuerdo que he soñado en los momentos de sueño.
Si sé en quién he pesado en los momentos de lucidez.
Parece que no ha ocurrido nada, pero si ocurre. 

Me apetece solo escuchar tu voz aunque sea hablando con otra persona. Me apetece ver tus ojos aunque sean con lágrimas. Me apetece quitarme esta presión en el pecho.
Te olvidarás de mí y ese es el precio que tengo que pagar para poder salvar una de las cosas que mas quiero en mi vida. 

No sé ya si existo o si la vida me deja llevar. Todo se nubla y quiero ver poco a poco algo de claridad. Brillar los ojos por un poco de luz y no por la presencia de lágrimas.
Me quedo mirando nuestra conversación esperando un suspiro, embobada en cada palabra sin saber qué hacer. Me quedo quieta y muda sin pensar y pensando en todo.

Un nuevo día llegará. Una nueva vida acaba de comenzar. Solo queda la amargura de la ausencia y la esperanza del tiempo al tiempo.
Mi día uno ha comenzado mal, un lunes. El corazón sangra y mi mente ya no sabe dónde está. Lo busco y lo dejo de buscar. Me autocontrolo y a veces no puedo controlarme. La galería del móvil ya no puedo mirar. Dejar apartado el qué dirán para sanar. Sanar por dentro y que resurjan flores, ojalá margaritas o rosas rojas. 

No sé lo que durará ni tampoco hasta cuando mi piel te extrañará. Sólo sé que ya no te hago daño, que ya no nos hacemos daño. Sólo sé que necesito que cambie, que cambies, y eso es egoísmo lo sé. Por eso el tiempo dirá si tú eres para mí y yo soy para tí.
Si el infinito se nos queda ya pequeño o si ya es demasiado grande. Si el tú y yo se convierte de nuevo en nosotros o si ya solo se queda con la "y".

Duele, pero en la vida hay que sanar para fortalecer. Así como hay que regar las flores del jardín.

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